Glitches y Pantallas Malditas: El Lado Oscuro del Retro Gaming
En la memoria colectiva de quienes crecimos con consolas como la Super Nintendo, la Mega Drive o la primera PlayStation, Halloween no solo se celebraba con disfraces y calabazas. A veces, el verdadero escalofrío llegaba desde la pantalla del televisor, cuando un cartucho daba un fallo extraño o un CD se resistía a cargar. Aquellos glitches y pantallas malditas parecían sacados de una película de terror, y aunque hoy los recordamos con una sonrisa, en su momento podían helarnos la sangre.
Super Nintendo: cuando los píxeles se volvían espectros
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| Super Mario no se libró de glitches | 
La SNES fue una consola robusta, pero no estaba exenta de sustos. Muchos jugadores recuerdan cómo, tras horas de juego, la pantalla podía llenarse de sprites duplicados, colores distorsionados o personajes que aparecían en lugares imposibles. En títulos como Super Mario World o Donkey Kong Country, un cartucho mal insertado podía transformar el alegre mundo de colores en un mosaico de figuras deformes.
Lo curioso es que, en la penumbra de una habitación, esos errores parecían apariciones fantasmales: Mario multiplicado en la pantalla, enemigos flotando en el aire o música que se ralentizaba hasta sonar como un lamento. Para un niño de los 90, aquello era más inquietante que cualquier película de miedo.
Mega Drive: glitches con sabor a pesadilla
 
La consola de Sega también tuvo sus momentos de “terror técnico”. Uno de los más recordados era el “glitch de Sonic”, cuando el erizo azul quedaba atrapado en un bucle infinito de animaciones, atravesando paredes o cayendo en un vacío sin fin. La música seguía sonando, pero el personaje estaba condenado a un limbo digital del que no había salida.
Otros juegos, como Mortal Kombat o Altered Beast, podían mostrar pantallas congeladas con colores rojizos o verdes intensos, que parecían sacados de un sueño febril. En plena madrugada, con la luz del televisor como única compañía, esos fallos se convertían en auténticas escenas de horror accidental.
PlayStation: el arranque más inquietante de la historia
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| Hasta el logo de PlayStation podía producir un glitch | 
Si hay una consola que merece un lugar especial en este repaso, esa es la PlayStation original. Su pantalla de inicio, con el logo blanco sobre fondo negro y ese sonido grave y reverberante, ya tenía algo de inquietante. Pero lo verdaderamente aterrador ocurría cuando el lector de CD fallaba: el logo se distorsionaba, el sonido se cortaba en ecos metálicos y la pantalla podía quedarse en un limbo oscuro.
Muchos jugadores recuerdan el “pantallazo rojo” de PlayStation, que aparecía cuando el disco no era reconocido. Ese rojo intenso, acompañado de un zumbido grave, parecía una advertencia demoníaca. Para un adolescente que esperaba jugar a Resident Evil o Silent Hill, encontrarse con esa pantalla era casi una experiencia sobrenatural.
Entre el error y la leyenda urbana
Estos fallos técnicos dieron pie a leyendas urbanas que circulaban en patios de colegio y revistas de la época. Se hablaba de cartuchos “malditos” que mostraban mensajes ocultos, de consolas que se encendían solas o de juegos que cambiaban de música sin motivo. En realidad, casi siempre eran simples problemas de hardware, polvo en los conectores o discos rayados. Pero en la imaginación de los jugadores, se transformaban en historias de miedo perfectas para contar en Halloween.
Nostalgia de un miedo inocente
Hoy, con emuladores y consolas mini que funcionan sin fallos, es difícil revivir esa sensación. Pero quienes vivimos aquellos años sabemos que parte de la magia estaba en lo imprevisible: en no saber si el cartucho arrancaría, si la pantalla se llenaría de glitches o si el logo de PlayStation nos daría un susto inesperado.
En cierto modo, esos errores eran nuestros fantasmas digitales, pequeñas anomalías que convertían una tarde de juego en una experiencia inolvidable. Y aunque entonces nos asustaban, hoy los recordamos con cariño, como parte de la atmósfera única de los 90.
Conclusión
Las consolas clásicas no solo nos dieron diversión, también nos regalaron momentos de auténtico misterio. Entre glitches, pantallas congeladas y sonidos distorsionados, aprendimos que el miedo podía surgir de lo más cotidiano: un cartucho mal colocado, un CD rayado o un chip sobrecalentado.
En este Halloween, quizá valga la pena desempolvar una SNES, una Mega Drive o una PlayStation, apagar las luces y dejarse sorprender por esos errores que parecían maldiciones. Porque a veces, el verdadero terror no está en los juegos de miedo… sino en la propia consola.

 
   
       
       
       
       
       
       
       
       
       
     
       
     
 
 
 
 
 
 
