El clásico World Rally de Gaelco reaparece para firmar su carrera más importante: de las máquinas recreativas a las consolas domésticas

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Era una cuenta pendiente que ha terminado resolviéndose este 2022. Los aficionados al World Rally, clasicazo del motor desarrollado por Zigurat Software y distribuido en España por Gaelco Multimedia en el año 1993, ya disfrutan de este mito de las pantallas en la comodidad del hogar. Estamos frente a un título que de esta manera pasa a formar parte del ranking de afortunados retro que finalmente han podido dar el salto de una máquina recreativa a una consola doméstica.

Esta tendencia no es ni mucho menos novedosa, y es que las primeras plataformas de juegos de azar que aterrizaron en internet, allá por 1996, ya se encargaron de llevar a sus slots las principales versiones de los videojuegos arcade de carreras de coches que causaron furor años atrás. En un principio, este nuevo escenario digital estuvo dominado por las máquinas tragamonedas cuya temática se centraba sólo en la ruleta y el blackjack, aunque la cosa cambió pronto. Nombres propios como Out Run, Super Off Road, Test Drive o Pole Position acabaron encontrando su réplica en este tipo de tragaperras durante la segunda mitad de los noventa. Tras esto, la industria del juego se sumó a la moda de las apps para teléfonos inteligentes, desde donde cualquier casino online movil continúa ofreciendo a día de hoy títulos tan competitivos como los anteriores. En este sentido, cobra una especial relevancia Gt World Challenge by Andy Soucek, una slot desarrollada por MGA Games que se centra en homenajear al piloto español a partir de cinco tambores, diez líneas y un bonus de triple tirada. Todo ello, claro está, bajo un contenido audiovisual de primerísimo nivel.

World Rally, el que fuera popularmente conocido como el juego en el que aparecía Carlos Sainz, está disponible ahora en un cartucho para Evercade Handheld y Evercade VS, las consolas que siguen consolidándose en su apuesta por el formato físico y las ediciones especialmente cuidadas. La recreativa causó furor entre los jugadores, gracias, entre otras cosas, al coche que permitía ganar el campeonato mundial de rally desde una máquina arcade: el Lancia Delta HF Integrale con el que Sainz probó suerte tras haberse coronado como bicampeón del mundo en el 90 y en el 92.

El trabajo de Evercade no sólo rescata la esencia del juego, sino que además se empeña en incorporar hasta el último detalle de este superclase de las carreras. El jugador puede volver a competir manteniendo la vista isométrica en todo el recorrido, esa especie de cámara de ojo de halcón que fue tan popular en esa década. Si bien el realismo gráfico no es un objetivo, sucede lo contrario con la jugabilidad, y es que el corredor deberá llevarse la victoria en cada circuito bajo la presión del tiempo disponible: sesenta segundos. Si se sobrepasa el minuto, toca empezar la partida de cero, perdiendo de este modo los logros alcanzados hasta ese momento.

El planteamiento de World Rally en este reto contra el crono es sencillo. Se trata de una competición en la que cada personaje representa a un país, y donde cada carrera está dividida en tres etapas que se distinguen unas de otras gracias a elementos como las condiciones meteorológicas, las recompensas en forma de segundos extra o los peligros y exigencias aleatorios que van apareciendo en la pista. Esta variabilidad es la que propicia que la conducción sea diferente en cada sesión, favoreciendo con ello que la adrenalina se prolongue durante horas.

Este juego de rallys no sólo destaca por el tipo de cámara que plantea y el menú de opciones que ofrece, sino también por los escenarios que el piloto debe recorrer, repartidos en cuatro grandes premios: Italia, Mónaco, Grecia y Finlandia. Aunque estos son escasos, lo cierto es que cuentan con una dificultad progresiva que engancha desde el principio. La prueba inicial, el Rally oficial de San Remo, es bastante fácil de afrontar y se divide en tres etapas. La primera, que lleva por nombre Pernaldo, está diseñada para funcionar prácticamente como una toma de contacto de calentamiento. A esta le sigue la carrera denominada Totip, cuyo atractivo reside en el caudal infinito de curvas, peligros y pasos reducidos que complican la conducción. Una vez superado este tramo y habiendo hecho acopio de la habilidad técnica necesaria, el jugador debe prepararse para la etapa final, Ospedaletti, donde la nieve es la protagonista absoluta y puede provocar que el coche se deslice por la carretera sin control alguno. Los demás campeonatos se encargan del resto.

Aunque la composición de cada una de las pruebas está llena de matices, tanto sonoros como visuales, es justo admitir que el ramillete de circuitos disponible se queda algo corto para quienes ya tienen experiencia en este tipo de arcades. La secuencia se repite una y otra vez: primero, terreno de asfalto; después, terreno en el que se mezclan el asfalto y la arena; y por último, carrera en la que domina el clima hostil. La dinámica acaba volviéndose un tanto previsible.

Por lo que respecta a los controles, estos siguen ajustándose muy bien a la propuesta del juego, permitiendo una amplia gradación de movimientos que siempre enriquecen la experiencia. Eso sí, cabe destacar que en las recreativas no existía el botón de freno, al contrario de lo que sucede en Evercade, donde se gana precisión en cada curva y no es necesario ceñirse con exactitud a las indicaciones de la carretera. Aun así, la aventura no está exenta de rigor, puesto que el piloto se expone a ser penalizado con algún derrape ingobernable capaz de ocasionar la descalificación. World Rally engancha desde el primer acelerón, sin necesidad de adversarios con los que medirse ni de un repertorio de coches a elegir; la batalla contra el crono es más que suficiente.